El capital y el conflicto de intereses

Cómo el capital puede generar conflictos de intereses

En el mundo de los negocios, el conflicto de intereses aflora con facilidad y por ello el Legislador arbitra normas para defender la transparencia y la buena fe del gestor. 

Debemos entender por conflicto de intereses, en el ámbito de la inversión y el capital, como la intervención en un órgano de decisión o la actuación como tal de una persona a partir de la cual, ésta o terceros vinculados de forma directa o indirecta con ella, puedan obtener algún beneficio para sí mismos o puedan estar condicionados por la decisión. Ahora bien, hay que distinguir entre un conflicto de intereses y la actuación con falta de transparencia para beneficio propio y sin conocimiento de los afectados. 

 El conflicto de intereses necesariamente no tiene porqué conllevar el beneficio propio pues se puede intervenir en una toma de decisiones, aun teniendo intereses vinculados con el asunto, buscando la mejor decisión para todos los afectados y por tanto no anteponiendo su situación a la del resto. Por el contrario, podría intervenirse en una decisión buscando el beneficio propio en primer término y no ser la mejor decisión para el resto de los afectados o simplemente siendo estos últimos beneficiarios, desconozcan que el interviniente se beneficia de ella y su decisión haya sido condicionada en alguna medida por ello. 

 

El objetivo del capital

 El gestor de un capital, propio o de terceros, por lógica busca el rendimiento de éste y para ello identifica oportunidades a las que destinar el dinero con el objetivo de multiplicar su valor económico en el tiempo.  

Cuando ese gestor toma decisiones en nombre de terceros que le han confiado su capital para conseguir el objetivo indicado, ha de hacerlo con libertad y velando por el principio de transparencia y el interés de aquellos que se lo encomendaron. 

 En el mundo del capital riesgo el gestor de un Fondo es el que toma las decisiones de inversión y desinversión sin la posibilidad de veto por parte del inversor o partícipe de éste por lo que se exige al gestor que también sea inversor y se juegue parte de su patrimonio y con ello sus decisiones estarán alineadas con los intereses de los inversores que le han confiado su dinero. 

 El conflicto de intereses se reduce considerablemente en la medida en que el alineamiento de intereses existe, si bien los órganos supervisores que velan por la transparencia, en el caso español la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), exigen a las gestoras de fondos que se formalice un código ético que vincule a los responsables de las decisiones para evitar conflictos de intereses o comportamientos contrarios a la buena fe y la transparencia en las transacciones. Además de ello, la CNMV debe ser informada de las transacciones realizadas, los procedimientos en la toma de decisiones y el resultado de éstas al objeto de reforzar el control y la seguridad y tranquilidad del inversor. 

 

La clave 

Con frecuencia, las gestoras de fondos tienen varios vehículos de inversión operativos por lo que los conflictos de interés pueden surgir entre éstos, que necesariamente no tienen idéntica configuración de inversores. Surgen con frecuencia, de forma espontánea o no, conflictos de intereses por cuanto una decisión de inversión puede estar vinculada, al menos tangencialmente, con una decisión de desinversión de fondos gestionados por la misma entidad. 

 En estos casos, los “códigos éticos” y los mecanismos de supervisión pueden ser burlados con relativa facilidad por lo que la única forma de mantener incólume la buena fe y el comportamiento ejemplar del gestor es la existencia de una conciencia bien formada e interiorizada por parte de los miembros de los órganos de decisión de la gestora. Y ¿cómo tener una conciencia bien formada?, claramente es un factor o elemento que se conforma desde la infancia a partir de una educación personal y familiar que haya edificado personas de principios y valores.  

 Evidentemente, la existencia de códigos éticos formalizados y órganos supervisores ayudarán a evitar la tendencia al mal comportamiento que la naturaleza humana tiene en sus genes pero por ello es importante la comprobación de que los profesionales que toman decisiones en una gestora acreditan a lo largo de sus vidas, personales y profesionales, un comportamiento intachable, lo que se conoce como “honorabilidad y honradez” incuestionables. Son valores humanos en desuso en la sociedad actual. 

 En Delicias Capital, la honorabilidad, honradez y ética personal y profesional son valores imprescindibles a todos los niveles y, desde el primero al último de nuestros profesionales, los asumimos y forman parte de nuestras vidas y que ha de ser ejemplares para todos con los que nos relacionamos o nos conocen.  

 

En Delicias Capital procuramos que se haga realidad la cita: “Bien, siervo bueno y fiel. En lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré, entra en el gozo de tu señor.” Mt 25, 14-30