Hay tres razones fundamentales por las que vender una empresa: personales, económicas y de mercado:
Razones personales
Las razones personales no son otras que la relación existente entre el esfuerzo y la remuneración de este. El empresario como profesional que, además de jugarse el dinero, debe dedicar muchas horas de trabajo e intelecto para generar negocio con el que atender las obligaciones de toda empresa tales como: pagar a sus empleados, proveedores, deudas e impuestos además de ventas suficientes para ganar dinero.
La remuneración del empresario se producirá si una vez atendidos los compromisos financieros de la empresa enumerados se produce un excedente con el que atender su salario como trabajador o director y la rentabilidad exigida por el dinero invertido teniendo presente la rentabilidad alternativa que pudiera obtener invirtiendo este dinero en otras oportunidades de negocio a igualdad de riesgo. Con frecuencia la relación esfuerzo/remuneración es ciertamente insuficiente.
Razones económicas
Las razones económicas que se pueden invocar son aquellas por las que el retorno en términos de rentabilidad financiera es claramente desfavorable. Hemos de considerar que la rentabilidad de un inversor en títulos de renta variable como puede ser la inversión en acciones ya sea de empresas cotizadas o no, como es el caso de una empresa familiar, se produce por dos vías: los dividendos y las plusvalías.
En el caso de una empresa familiar el dividendo, con frecuencia, queda relegado a un segundo plano por la interpretación errónea de que lo principal es no depender de fuentes de financiación ajena, como puede ser la deuda bancaria, o lo que es peor que la empresa no genera beneficios distribuibles que no es lo mismo que no generar beneficios suficientes para repartir dividendos, sino que éstos se encuentran invertidos y no hay dinero que repartir.
Obviamente las plusvalías en el caso de una empresa familiar o no cotizada, es difícilmente conseguible pues las acciones de estas empresas son ilíquidas al no cotizar en un mercado de valores y por tanto o se vende la empresa en su totalidad o en un porcentaje suficiente que signifique la pérdida del control societario.
Razones de mercado
Con frecuencia el tamaño de una empresa familiar en un mercado fragmentado, en el que existen múltiples competidores, es pequeño y no permite crecimientos significativos de cuota de mercado, volúmenes de negocio con relación a la oferta equivalente existente por lo que los resultados anuales de forma sucesiva pueden ser insuficientes para atender las expectativas iniciales del empresario. En estos casos hay que ser pragmático y buscar alternativas en forma de alianzas, fusiones o adquisiciones de empresas para ganar un tamaño competitivo eficiente donde poder crecer de forma sostenida y relevante. En caso de que el empresario no se vea con capacidad, ganas o equipo directivo cualificado con el que acometer esas decisiones empresariales lo mejor es buscar un buen comprador y hacer un buen negocio vendiendo la empresa con plusvalías generosas para colmar sus expectativas iniciales de negocio.
Las razones mencionadas deben ser objeto de reflexión por parte del empresario para plantearse vender su empresa de forma inteligente y decidida con la ayuda imprescindible de profesionales cualificados y con experiencia. La venta de una empresa no es equivalente a la venta de un inmueble.